Aniversario en loseta
El la tomó por su mano y la llevó directo a la pista. La guitarra les indicó el ritmo a moverse. Gustaban de bailar boleros en una loseta. Ella acercó su cabeza al pecho de él. Sentir su latido por más de cuarenta años eran motivos para sonreír. Ramón y Marina revivieron su amor de juventud a media luz. Ella fue el sweet heart de su escuela superior. El pelo largo azabache y su mirada picara lo habían cautivado. El noviazgo de cuatro años les hizo conocerse bien para la decisión de casarse. Ambas familia se opusieron, pero su determinación pudo más. La etapa de casados no fue la esperada eternal luna de miel; llegaron las responsabilidades y la toma de decisiones. En el proceso aprendieron de sus errores, aceptaron sus virtudes y defectos y optaron por madurar. La música sirvió de refugio y encuentros íntimos entre ambos. El mundo se podía quebrarse pero estar bailando los llevaba lejos
— Como pasa el tiempo ah- le dijo al oído Ramón- nos estamos poniendo viejos
— Ha llovido mucho Moncho… Además la nena tiene razón al decir que estoy más rica que nunca. Tu eres el que se pone viejo- le comenta Marina
— Viejo es el viento y todavía sopla- le guiñó
— Y como sopla el viejo- rió con picardía
— Tu no cambias mujer- la miró a los ojos – y espero que nunca lo hagas
— Hemos vivido bastante como para ponernos con esas pendejadas… eso déjalo a los hijos o a los nietos pero no a nosotros.
— No sé qué me haría sin ti vieja.- se le aguaron los ojos
— Seguir viviendo mi’jo- le respondió- Tu siempre con la pata caliente, nunca estarías quieto.
— Pero no sería lo mismo. Sin ti y los muchachos…
— Lo sé- volvió a sonreírle mientras acariciaba su rostro- ¡ Eres un hombre con suerte !
Terminada la canción cerraron sus ojos mientras se besaban. Una lluvia de aplausos los interrumpió. Sus cuatro hijos lloraban de la emoción. Sus nietos gritaban emocionados. Amistades de años seguían aplaudiendo. Ambos se agarraron las manos y frente a ellos afirmaron… Todavía seguían juntos.
Con los años que me quedan por vivir… demostraré cuanto te quiero…
Tano y Fica...mis abuelos... recuerdos del alma que nunca mueren...y unas lágrimas de nostalgia me señalan que nunca se han ido...
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