Algunos dulces...otros amargos... pero todos hacen lo que soy Yo !

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Friday, September 14, 2012

Pedazo #42 Mami(h)abi

Esta semana el reto literario consiste en el tema  Desde el día en que te fuiste.  Esto va dedicado a mi abuela Carmen Fred Rivera ( Maía) quien un día como hoy falleció hace 4 años


Mami(h)abi




Tocó con su mano derecha la placa en bronce, sonrío. Arrodillado en el césped, Rodrigo, registró su bolsillo  y sacó un papel. Respiró profundo buscando el aliento y comenzó a leer…

Mami habi, ha pasado el tiempo y  todavía te extraño.  Siempre invoco tu nombre mientras cocino. Después de todo fuiste tu quien me enseñó a cocinar.  Rompí con las reglas de que la cocina era tarea de mujeres. Siempre me gustaba estar entre las cacerolas, el adobo y  la diversa mezcla de olores.  Contigo  aprendí a distinguir las hierbas aromáticas, experimentar diversos sabores y hacer muchas recetas con las habichuelas. De ahí salió tu apodo, habi.

Nunca fui fanático de las habichuelas, no las comías de nadie excepto de tu mano. Mi madre y mis tías siempre celaban por ello. Es que la verdad, a mami le quedaba bien desabrida, a Titi Monín le quedaban muy saladas y a Titi Santa pues no había forma de describir como le quedaban.  Eso si, yo era el único que sabia tu secreto de echarle plátanos, papas y  calabaza para que estuviesen bien espesa con un toque dulzón.  Mis primas no me soportaban por que “disque” era el consentido. No es mi culpa que ellas no tengan buena mano  o una libreta con tus recetas.

Recuerdo la cena familiar de los viernes. Tú hacías cosas diferente y yo  tomaba la libreta  y escribía  la receta. Al principio no querías que escribiera de ellas, pero lo hacia para recordar.  La libreta fue un gran salvavidas para atesorar tu esencia. Me la lleve cuando fui a estudiar en Paris alta cocina y luego cuando me fui al Army en Texas. Tú estabas tan orgullosa de mis logros.  Al tiempo te visitó  el Alzhéimer, ese ladrón de recuerdos y dejaste de cocinar. Mis tías tuvieron la tarea de cocinar los viernes, pero  la sazón no era la misma.  Tampoco eras la misma tú, ya no sonreías como antes y siempre preguntabas quienes éramos.

 Llegaron los eventos inevitables, ponerte en un “hogar”, que te negaras a comer…Viajé  a visitarte, me dejaron cocinarte y según las enfermeras nunca te habían visto comer con tanto gusto. Les dejé la receta en el “hogar” con el secreto de preparar las habichuelas a tu gusto. Al despedirme me dijiste “Te amo mi negro”. No paré de llorar recordando tus palabras. Fue la última vez que te vi.  No fui al entierro para  recordarte tal como eras conmigo.

El ejército me llevó a Alemania. Terminado mi servicio militar decidí quedarme en Frankfurt. Habi, me enamoré de un hombre bello. Lo enchulé con la comida en particular con las habichuelas.  Me va bien. Siempre pienso en ti, pero hoy más. Regreso a casa, a  la cena  familiar.  Presentaré a todos al chico, no paran de llamarlo gringo, aunque es alemán.  Me gustaría que estuvieras.  ¡Me han pedido que cocine! Han admitido, por fin, que saqué tu sazón. En especial las habichuelas.

Gracias, abuela.



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