Reconozco que he abandonado este blog por mucho tiempo. No obstante estoy de regreso . Quiero compartir con ustedes unas palabras que escribi en mi muro de Facebook como parte de una jornada que realizó el Pen Club de Puerto Rico a principio del mes de Julio
Me llamo H. Roberto Llanos Ramos. Soy fotógrafo y escritor. Soy un hombre negro y soy gay. Tengo bien claro que mi presencia incomoda a mucha gente. Y saber esto, me hace muy feliz. Han intentado invisibilizarme, pero no les sale la jugada. La escritura me sirve como escape a los problemas cotidianos que enfrento. Mis palabras tienen el poder de crear cambios. Mi sexualidad y mi negritud van de la mano al momento de escribir. Mis personajes se enfrentan a un mundo que lo han intentado minimizar, pero no se quitan. El racismo existe y mucha gente se hacen de la vista larga. Lo he vivido inclusive en mi propia comunidad LGBTTQ. Al no cumplir con el standard de belleza o chico de revista han intentado echarme para un lado, pero no me quito. Decidí crear mi propio molde. Lo que ves es lo que hay. Uso mis palabras para denunciar y también las uso para educar y aportar a una Sociedad justa. En el libro que estoy trabajando el #prietagonismo es esencial y visible. Recurro muchas veces a los autores E. Lynn Harris y James Baldwin. Ellos fueron escritores afroamericanos y sus libros me han dado visión a entender la vida LGBTT por medio de mi negritud caribeña. Hemos estado desde hace mucho tiempo y seguiremos existiendo, aportando y denunciando. Mi contribución a las letras es y será siempre para crear visibilidad a mi gente
Tras una
larga pausa de escritura, vuelvo a retomarla. El poder de las palabras es
grandioso. Hoy lo uso para enfrentarme a una catarsis personal y poder cicatrizar heridas. Yo vi, en el teatro, la obra
Ingenio (Wit) de Margaret Edson. Esta nos presenta la vida de una mujer quien
tiene cáncer terminal, su reflexión acerca de su vida y sus últimos momentos de
transición. Confieso que no quería verla en un principio. El tema del cáncer es
uno que no disfruto hablar. Todos en alguna manera conocemos de un amigo,
familiar quien ha padecido de este mal. Muchos han ganado la batalla, otros han
perdido. La ciencia cada vez nos sorprende con los hallazgos y tratamientos a
este mal, pero el camino sigue angosto para encontrar la cura. A los 6 años perdí
a mi abuelo materno del cáncer del pulmón. El cigarrillo le jodió los pulmones.
Se lo encontraron muy tarde y las quimioterapias no le ayudaron. Todo lo
contrario, lo liquidaron en par de meses. Tengo la imagen de mi abuela, mi
madre y mis tías llorando su perdida. Fue mi primer encuentro con el cáncer de
forma cercana. Con el pasar del tiempo voy descubriendo historia familiares
relacionadas al cáncer. Hace casi un año, le descubrieron cáncer en el pulmón a
mi abuela paterna. Nunca fumó pero al ser estilita su cuerpo absorbió los químicos
usados para diversos tratamientos. Se lo encontraron muy tarde. Decidieron no someterla a quimioterapia, su
cuerpo no resistiría. Nos pidió darle calidad de vida. No es fácil ver a un
familiar así. Quizás lo que más me
afecta es también ver a mi padre así. Le descubrieron una anomalía en la próstata.
Esta sometiéndose a radioterapia. Esas dos noticias provocaron el caer en un vacío interno. No fue fácil asimilar
estas noticias. Mi familia es muy importante para mí y no me gustan las
perdidas. Teniendo todo este bagaje en mi mente, decidí ver la obra. Fue un proceso de catarsis. Jamás pensé que
el teatro me hablara de esa forma. No es fácil pero sé que mi familia y mis
amigos me necesitan. Estoy saliendo poco a poco del vacío. Brinden calidad de vida a estos guerreros y
guerreras. Por mi abuela, por papi y por mis amistades… seguimos en la lucha.
Un día como
hoy hace 6 años, mi abuela materna (Doña Carmen Fred Rivera, alias Maía) murió.
Las complicaciones del alemán (Alzheimer) debilitaron su cuerpo en 2 años. Es
bien fuerte ver a un familiar robusto y sano, volverse un bagazo humano. Toda
persona que tenga o haya tenido un familiar con esta enfermedad me puede
entender. Su ausencia es notable en mi
familia. En cierta manera, ella fue el pegamento de mi familia materna. Buscaba
cualquier excusa para reunirnos en su casa.
Los viernes se convirtieron en mis días favoritos, ya que ella cocinaba
para todos nosotros. De ella aprendí el amor por la cocina y lo que implica el
concepto de alimentar a un batallón.
Mucha de mi literatura culinaria sale gracias a ella. De hecho, en algunos
cuentos que he escrito hay un personaje llamado Doña Gladiola. Confieso, ella
es basada en parte de mis 4 abuelas, en particular en abuela Maia. Si, admito
que tengo melancolía al recordarla. No obstante agradezco a la vida por tener
sus consejos y palabras en momentos importante en mi vida. Yo sé que estaría
muy orgulloso de mí. Entre las comidas y escuchar a Daniel Santos, su ídolo,
celebro su vida. Gracias abuela. Nos veremos en algún momento.
La novela, Sara La historia cierta, invita a viajar al medio oriente, a través de los ojos femeninos. Nos lleva a un oriente patriarcal, en la cual son raras veces en donde las mujeres narran la historia con excepciones (ejemplo de ellos lo vemos en Ester, la reina judía del viejo testamento) La leí dos veces. La narrativa de Rubis, envuelve y seduce como toda Scherezada moderna. Por medio de descripciones cortas y directas hace que el lector pueda usar los cinco sentidos y vivir la experiencia de la lectura a otro nivel. Rubis da un discurso, entre líneas ,invitando a las mujeres a dar cara a la vida, disfrutar sus momentos intimos y no ser una mujer sometida. Recomiendo que agarren un papel mientras lean. Entre las notas que escriban hagan contraste de cómo es la vida en el desierto y en la vida de una corte faraónica. Vuélvase cómplice de Sara. Lean este libro con una mente abierta y por una vez, quítese las gríngolas de lo enseñado en la escuela dominical. Admiro esta novela, ya que tiene la valentía de enfrentarse al discurso patriarcal en un mundo teológico donde se admira al padre de lo judeo-cristiano e islámico. Sara y Agar dan voces a una historia en cual se le da importancia a la mujer como personaje principal. Abraham ocupa un papel secundario. El faraón es un personaje que enamora… se los garantizo. Se necesita más narrativa desafiante al canon y esta novela es un buen ejemplo. Gracias Rubis.
Aprendí a trabajar con metas desde niño.Cada 31 de diciembre, mi padre nos daba una tarjeta en blanco.En ella escribíamos lo que deseábamos alcanzar
en el siguiente año. Las poníamos en la nevera y las mirábamos de forma
constante. Me ayudó con el enfoque de las cosas. Hoy en día pues ya no las
ponemos en la nevera pero si tenemos la costumbre de escribir lo que deseamos
alcanzar en el resto del año. Conozco de
mucha gente que desea hacer muchas cosas en el año, no pasan 3 meses y se
quitan. Nos distraemos con tantas cosas alrededor que olvidamos trabajar por lo
que deseamos. Aprendícon el tiempo a
poner las cosas por escrito pues es un compromiso personal realizado. Tengo par de ellasque deseo cumplir, entre ellas escribirmás en el blog. Les
deseo de todo corazón un gran año. Trabajen con sus metas, cuando vean que están
perdiendo el norte, búsquenlas, relean y rescriban lo que se prometieron. Hagan su mejor esfuerzo
y diviértanse en el trayecto. Feliz 2013 mi gente. Mucho amor para todos y todas.
Esta semana el reto literario consiste en el tema Desde el día en que te fuiste. Esto va dedicado a mi abuela Carmen Fred Rivera ( Maía) quien un día como hoy falleció hace 4 años
Mami(h)abi
Tocó con su mano derecha la placa en bronce, sonrío.
Arrodillado en el césped, Rodrigo, registró su bolsillo y sacó un papel. Respiró profundo buscando el
aliento y comenzó a leer…
Mami
habi, ha pasado el tiempo y todavía te
extraño. Siempre invoco tu nombre
mientras cocino. Después de todo fuiste tu quien me enseñó a cocinar. Rompí con las reglas de que la cocina era
tarea de mujeres. Siempre me gustaba estar entre las cacerolas, el adobo y la diversa mezcla de olores. Contigo
aprendí a distinguir las hierbas aromáticas, experimentar diversos
sabores y hacer muchas recetas con las habichuelas. De ahí salió tu apodo,
habi.
Nunca fui
fanático de las habichuelas, no las comías de nadie excepto de tu mano. Mi
madre y mis tías siempre celaban por ello. Es que la verdad, a mami le quedaba
bien desabrida, a Titi Monín le quedaban muy saladas y a Titi Santa pues no
había forma de describir como le quedaban.
Eso si, yo era el único que sabia tu secreto de echarle plátanos, papas
y calabaza para que estuviesen bien
espesa con un toque dulzón. Mis primas
no me soportaban por que “disque” era el consentido. No es mi culpa que ellas
no tengan buena mano o una libreta con
tus recetas.
Recuerdo
la cena familiar de los viernes. Tú hacías cosas diferente y yo tomaba la libreta y escribía
la receta. Al principio no querías que escribiera de ellas, pero lo
hacia para recordar. La libreta fue un
gran salvavidas para atesorar tu esencia. Me la lleve cuando fui a estudiar en
Paris alta cocina y luego cuando me fui al Army en Texas. Tú estabas tan
orgullosa de mis logros. Al tiempo te
visitó el Alzhéimer, ese ladrón de
recuerdos y dejaste de cocinar. Mis tías tuvieron la tarea de cocinar los
viernes, pero la sazón no era la
misma. Tampoco eras la misma tú, ya no
sonreías como antes y siempre preguntabas quienes éramos.
Llegaron los eventos inevitables, ponerte en
un “hogar”, que te negaras a comer…Viajé
a visitarte, me dejaron cocinarte y según las enfermeras nunca te habían
visto comer con tanto gusto. Les dejé la receta en el “hogar” con el secreto de
preparar las habichuelas a tu gusto. Al despedirme me dijiste “Te amo mi
negro”. No paré de llorar recordando tus palabras. Fue la última vez que te
vi. No fui al entierro para recordarte tal como eras conmigo.
El
ejército me llevó a Alemania. Terminado mi servicio militar decidí quedarme en
Frankfurt. Habi, me enamoré de un hombre bello. Lo enchulé con la comida en
particular con las habichuelas. Me va
bien. Siempre pienso en ti, pero hoy más. Regreso a casa, a la cena
familiar. Presentaré a todos al
chico, no paran de llamarlo gringo, aunque es alemán. Me gustaría que estuvieras. ¡Me han pedido que cocine! Han admitido, por
fin, que saqué tu sazón. En especial las habichuelas.
Este es la cuarta narrativa del reto literario cual titula (Re) escribir el cuerpo
Pasas al viento
Renata Escobar estaba hastiada de su melena. De niña
la educaron a mantener su pelo lacio a cualquier precio. Ella junto a varias de
sus primas, pasaron por la doctrina del alisado en manos de su abuela. Ella
aplicaba a la perfección la crema en su salón. Ninguna podía quejarse o poner
mala cara frente a ella. Su abuela les repetía: “Así verán que aparte de
mejorar la raza, lucirán mas bonitas. Nadie le gusta ver a mujeres como el león
de la MGM, digan no a las pasas en el pelo”. Los rolos se convirtieron en
grilletes semanales. Se perdió de muchas actividades playeras por evitar
tortura innecesaria. La esclavitud del pelo comenzó a ceder en la escuela
superior. Los rizos se convirtieron en una opción a escondidas de su abuela. El
aire de libertad la sedujo y poco a poco dejo el estirarse su melena. No era
bien vista frente a su abuela y sus primas. No soportaba el que ella viviera
con orgullo sus raíces. El sentirse ignorada por su familia y una beca
estudiantil la hizo emigrar a Nueva York. Su concepto de negritud se amplió al
conocer gente de Senegal, Nigeria y de las islas caribeñas. Su pelo fue
trenzado en diversas formas y le gustaba como quedaba con los diversos estilos.
Ser negra caribeña Recibió una llamada de su padre notificándole la enfermedad
terminal de su abuela. El vuelo de regreso se le hizo eterno. Al llegar se da
cuenta de su pelo maltratado por las trenzas. No estaba dispuesta a encolerizar
a su abuela con la misma discusión pero a la misma vez adoraba su pelo. Va
directo donde Ricardo, su amigo estilista.
— ¿Tú estas bien segura del cambio?
— Si, te lo he dicho por enésima vez
— ¿Pero porque? si estas tan linda… Cuando tu abuela
te vea…
—Por eso mismo lo hago.
Cerró sus ojos y escuchó la melodía de las tijeras. Al
abrirlos quedo perpleja. Paso sus manos por su recorte. Por primera vez sintió
el pelo corto en sus manos. Una sonrisa amplia salió de su rostro. Llego a la
casa de su abuela. Todos quedaron perplejos en especial sus primas. Su pelo
logró ser libre comparado al de ellas.