En días recientes, me enteré de la muerte de una compañera mía de la escuela superior. Me levanto, chequeo mi correo electrónico y veo un mensaje de una compañera mía en facebook. Me cuenta lo ocurrido y para mí fue un shock emocional. La muerte de gente querida y que conociste en algún momento no deja de ser impactante. Al día siguiente coordiné con varios ex compañeros de clase para vernos en la funeraria. En el camino pensé en lo rápido que ha pasado el tiempo. 15 años han pasado de forma rápida. No había vuelto a Raquel (nombre de la fenecida) desde la graduación. Cada uno emprendió vuelo como halcones de guerra (así se llama el nombre de mi clase Warhawks, 1996). Por más que nos reuníamos, no estábamos todo el grupo. Muchos se han ido a vivir a EE UU y otras partes del mundo. Otros nos habíamos desconectado del grupo, buscando nuestra vida en solitario. No me malinterpreten, llevaba 12 años con la misma gente en la misma escuela y lo más conveniente, en mi opinión era moverme. El fenómeno de facebook hizo reencontrarme con muchos de ellos. A insistencia de muchos, pidieron que pusiera mis fotos de nuestros años en la escuela. En cierta manera me convertí en el guardián de los recuerdos fotográficos en casi toda la escuela. Siempre andaba con la cámara y por lo tanto, archivé cada recuerdo en una foto. Al examinarlas en estos días vinieron diversos recuerdos, los gratos y los indeseados. No toda mi Superior fue maravillosa, tuve mis momentos en baja, pero eso es otro pedazo. Al entrar a la funeraria me tope con par de ellos. Algunos habían dado un cambio radical, mientras otros permanecían igual. En el velorio hubo una predicación. Mencionaron acerca de que en momentos mas obscuros, existe una luz que aparece al final, aunque sea de forma tenue y que todo no estaba perdido. Después del servicio nos tomamos una foto de recuerdo. Esa foto significo el hecho de que todavía estábamos ahí pese a los adiós. Termínanos todos en un Burger King haciendo nuestras confesiones pasionales etc. Obviamente las mías no la comenté. Todo indica que habrá una segunda parte de esas confesiones. Solo quiero decir a Raquel, gracias por habernos reunido en un momento triste y sacar belleza en la tragedia. Espero que junto a Elida, Francisco, Cambo y otros compañeros que han partido sigan vigilando nuestras vidas, donde quiera que estén. ¡Otro halcón ha volado al cielo... Hasta Luego!
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